Frases célebres

"A menudo los labios más urgentes no tienen prisa dos besos después"

miércoles, 20 de junio de 2012

Odio, amor, odio o todo lo contrario


Desde hace dos años, cuando empecé a estudiar psicología, dos palabras rondan una y otra vez por mi mente, amor y odio.

Dos sentimientos tan fuertes que escapan a nuestro control, y que están separados por una delgada línea. Desde la parte puramente psicológica, el amor realmente es un sinsentido, ya que provoca un estado en nuestro cuerpo parecido al que sentiríamos con la ingesta de determinadas drogas, y en esencia es eso, nuestro cerebro segrega endorfinas que atacan directamente a nuestro centro del placer, manteniéndonos en ese estado de trance temporal, que produce el amor. En cuanto al odio, llega a producir un bloqueo emocional, que nos impide razonar objetivamente acerca del verdadero origen de ese sentimiento, en realidad, físicamente se produce una secreccion de adrenalina que bloquea la generación de las maravillosas endorfinas.

Todo este rollo teórico para que? Porque me extraña la facilidad del ser humano para pasar de un estado a otro con tamaña facilidad, nuestro cuerpo hace caso a nuestro cerebro para producir el estado completamente contrario al que teníamos momentos antes.

Y lo más curioso, es que este cambio en realidad se produce como mecanismo de defensa, para evitar sentir dolor por lo que nuestros ex puedan hacer en el futuro, les odiamos de antemano y así nos vemos libres del yugo de su recuerdo. Esto, que puede parecer frio y calculador, no es más que un mecanismo lógico, que a veces descoloca a la persona odiada, ya que esta queda en un estado en el que sabe que no ha hecho nada malo(sea el dejado o el que deja)pero a modo de autoflagelación, busca algo malo que ha hecho en el pasado.

To be continued...

lunes, 11 de junio de 2012

Comportamiento grupal entre Humanos(no somos tan diferentes de los monos)


Esto es rayada psicológica del 15, si no estas preparado no la leas jeje

Supongo que a todos nos ha pasado que a veces, el grupo de amigos de toda la vida se rompe, por unas causas o por otras, de repente, empiezas a salir menos con ellos, les ves menos y poco a poco comienzas a expandirte hacia otros grupos.
Normalmente estos son grupos cerrados, abiertos de manera momentánea a parejas de los miembros ya afincados, nuevos miembros que suelen ser abruptamente expulsados del mismo una vez que se rompe esta.

De repente comienzas a entrar en él, notas que cada vez se cuenta más contigo pero durante un tiempo sigues notando ciertas reticencias por parte de algunos miembros del grupo a que formes parte completa o como se suele decir con galones. Y estos hacen valer, durante un tiempo su posición, o la que ellos consideran que tienen en él.

Durante este periodo de adaptación, el sujeto invasor, tiene dos opciones, o bien lucha por conseguir una posición dentro del grupo de manera rápida, lo cual puede provocar la agresividad de los sujetos dominantes, con lo que peligran sus relaciones futuras con los mismos, o puede ir ganando poco a poco el respeto y el cariño de los restantes miembros, lo cual es una actitud mucho más madura, y normalmente con mejores resultados a posteriori, ya que ninguna de las posiciones dominantes del mismo se verán agredidas en el proceso.

Esta adaptación paulatina, requerirá de una gran fuerza de voluntad, así como de la comprensión por parte del sujeto de la necesidad de ganarse la confianza de los miembros que, ya sea consciente o inconscientemente, ven en peligro su situación dentro del grupo, eliminando a si cualquier viso de amenaza por nuestra parte.

Fin de la rayada.- :p

jueves, 7 de junio de 2012

Reflexiones de un adicto a la vida


A veces la vida te da giros inesperados, cuando ya crees que lo tienes todo hecho, pareja, trabajo estable, planes de "futuro", de repente todo se rompe y tienes que empezar de nuevo.
Después del subsiguiente periodo de shock, de repente te das cuenta de que debes de cambiar, y empiezas por las aficiones, esas que tenías perdidas por falta de tiempo o atrevimiento quizá. Y ahí empezó mi fiebre por los viajes.

Ayudado por la gran afición que mi pareja tenía a los mismos, cada vez me quité más miedos, infundados la mayoría, y me fue entrando el gusanillo de viajar. Lo que antes era turismo, de repente se transformó en mi estilo de vida. Aún recuerdo mi primer viaje sólo, fué un destino fácil, podría haber hecho EEUU a lo pinshao(palabro jerezano con la que una amiga se refiere a irse sólo en plan mochilero y siempre me ha hecho mucha gracia), pero decidí no forzar la maquina, y de repent,e me vi sólo y con mi inglés oxidado hasta el extremo, pero extrañamente me sentí bien, es más, me sentí súper bien, como el atleta que llega a la meta el primero, de repente me dí cuenta de que los miedos habían volado, y de que me gustaba, me encantaba la sensación de explorar, de que de mi boca, de repente empezaban a salir las frases en inglés, sin pensarlas y de que podía hacer cualquier cosa que me propusiera.

Para mal de mi bolsillo, la experiencia produjo en mí una adicción, adicción a ver, a sentir, a vivir otros mundos, otras culturas, a comprender, a no juzgar, a no mirar todo desde nuestro punto de vista occidental.

Y en estas, tras un par o diez de viajes por Europa(Ya empezaban a sonarme las caras de las azafatas de Ryanair), de repente me marqué un objetivo mayor, China. Tras tres meses de preparación, nos juntamos un grupo de seis personas desconocidas para la aventura, llevábamos una especie de coordinador de viaje que en teoría nos iba a ayudar en el país, debido a las dificultades económicas y demás, pero....bueno dejémoslo en que bebía cerveza.

Dicho esto, lo que parecia una putada, de repente se transformó en una de las mayores aventuras que yo me podía imaginar, y nos unió a las seis personas que fuimos como si nos conociésemos de toda la vida, estableciendo unos vínculos fortísimos. Y eh aquí otra de las virtudes de viajar(y como veréis sigo diferenciando entre turismo y viajar), es capaz de sacar lo mejor de nosotros mismos.

Cómo tampoco es cuestión de explicar todo mi viaje, tan sólo terminaré esta reflexión de un Miércoles cualquiera con una descripción que hizo Ovejero en su libro "China para Hipocondríacos", acerca de la enfermedad que se ha instalado en mí, Un dolor que, no exagero, me acosa de pronto, se instala en mi estómago,me inunda de pánico, del terror a morirme aquí, en el lugar en que estoy y que no puede ser el mío definitivo, y me obliga a preparar el siguiente viaje. Viaje que a menudo emprendo solo, porque busco un absurdo que resulta difícil de compartir: pretendo encontrarme a mí mismo en algún otro lugar del mundo.