A
veces la vida te da giros inesperados, cuando ya crees que lo tienes todo hecho,
pareja, trabajo estable, planes de "futuro", de repente todo se rompe
y tienes que empezar de nuevo.
Después
del subsiguiente periodo de shock, de repente te das cuenta de que debes de
cambiar, y empiezas por las aficiones, esas que tenías perdidas por falta de
tiempo o atrevimiento quizá. Y ahí empezó mi fiebre por los viajes.
Ayudado
por la gran afición que mi pareja tenía a los mismos, cada vez me quité más
miedos, infundados la mayoría, y me fue entrando el gusanillo de viajar. Lo que
antes era turismo, de repente se transformó en mi estilo de vida. Aún recuerdo
mi primer viaje sólo, fué un destino fácil, podría haber hecho EEUU a lo
pinshao(palabro jerezano con la que una amiga se refiere a irse sólo en plan
mochilero y siempre me ha hecho mucha gracia), pero decidí no forzar la
maquina, y de repent,e me vi sólo y con mi inglés oxidado hasta el extremo, pero
extrañamente me sentí bien, es más, me sentí súper bien, como el atleta que
llega a la meta el primero, de repente me dí cuenta de que los miedos habían
volado, y de que me gustaba, me encantaba la sensación de explorar, de que de
mi boca, de repente empezaban a salir las frases en inglés, sin pensarlas y de
que podía hacer cualquier cosa que me propusiera.
Para
mal de mi bolsillo, la experiencia produjo en mí una adicción, adicción a ver,
a sentir, a vivir otros mundos, otras culturas, a comprender, a no juzgar, a no
mirar todo desde nuestro punto de vista occidental.
Y en
estas, tras un par o diez de viajes por Europa(Ya empezaban a sonarme las caras
de las azafatas de Ryanair), de repente me marqué un objetivo mayor, China.
Tras tres meses de preparación, nos juntamos un grupo de seis personas desconocidas para la
aventura, llevábamos una especie de coordinador de viaje que en teoría nos iba a
ayudar en el país, debido a las dificultades económicas y demás, pero....bueno dejémoslo
en que bebía cerveza.
Dicho
esto, lo que parecia una putada, de repente se transformó en una de las mayores
aventuras que yo me podía imaginar, y nos unió a las seis personas que fuimos
como si nos conociésemos de toda la vida, estableciendo unos vínculos
fortísimos. Y eh aquí otra de las virtudes de viajar(y como veréis sigo
diferenciando entre turismo y viajar), es capaz de sacar lo mejor de nosotros
mismos.
Cómo tampoco es cuestión de explicar todo mi viaje,
tan sólo terminaré esta reflexión de un Miércoles cualquiera con una
descripción que hizo Ovejero en su libro "China para Hipocondríacos",
acerca de la enfermedad que se ha instalado en mí, Un dolor que, no exagero, me acosa de
pronto, se instala en mi estómago,me inunda de pánico, del terror a morirme aquí,
en el lugar en que estoy y que no puede ser el mío definitivo, y me obliga a
preparar el siguiente viaje. Viaje que a menudo emprendo solo, porque busco un
absurdo que resulta difícil de compartir: pretendo encontrarme a mí mismo en
algún otro lugar del mundo.
la verdad, encontré el blog por casualidad, pero solo con ver la imagen me intereso por mi anhelo fervoroso a conocer el mundo y por ende a mi misma,hasta ahora sin haber logrado iniciar mi travesía. sin saber de que se trataba lo leí y con cada palabra y cada descripción por cierto, magnifica de las sensaciones que te despertaba, con el hecho de viajar, me conecte y me identifique. permitiéndome esto llegar a el pensamiento de que " si puedo, de que en algún momento lo llevare a cabo"
ResponderEliminarGRACIAS!!!
Cada viaje empieza con un sólo paso, el día que lo des, créeme que estarás perdida. Lo único que te puedo asegurar es que nunca te arrepentirás de haberlo dado.
ResponderEliminarComo siempre, un placer que hayas encontrado este rinconcito de mi vida.-