Frases célebres

"A menudo los labios más urgentes no tienen prisa dos besos después"

lunes, 15 de julio de 2013

El mundo real (Crónicas de una vida que empieza con cada amanecer)


     Ayer hablaba con una persona acerca del mundo real, ese que aparece como una penumbra después de unas vacaciones soñadas o de un cambio brusco económico o personal, ese que se abalanza sobre nosotros como el tigre agazapado en la espesura de la selva, para intentar comerse nuestros sueños.

     Yo soy fiel defensor del poder de los estados de ánimo, y de cómo estos nos hacen ver las vicisitudes de la vida real de diferentes maneras, de como un cambio en el trabajo puede verse como como algo terrible que nos avoca al precipicio más profundo, o una oportunidad para cambiar con algo que nos estaba matando lentamente. O de como una nueva relación puede verse como algo que coarta nuestra independencia, o verlo como un nuevo camino dentro de la misma, cogiendo lo que nos aporta de bueno, y construyendo algo que nos haga mas fuertes.

     Al final, los cambios son eso, sólo cambios, que están ahí para hacernos sentir que seguimos vivos, para hacernos salir de esa burbuja de autoprotección en la que, a veces se convierte nuestra vida. Burbuja, que, aunque parece que nos aporta una placida tranquilidad, en realidad se va convirtiendo poco a poco en una coraza que impide que innovemos, que nos hace temerosos ante cualquier cambio que se produzca en nuestra vida.

     Siempre se ha hablado de la botella medio llena o medio vacía y, de nosotros depende verlo así. Yo siempre me he considerado optimista, quizá por eso los golpes sufridos me han dolido más, por inesperados, pero quizá por eso también he tenido menos de esos golpes, porque desde un modo de vida optimista, atraes también a otra gente que ve la vida de la misma manera.

     La vida Real, al final, no es más que un estado de ánimo, y se puede convertir en dos cosas, nuestra mejor aliada, o la que nos impide vivir “Nuestra” vida Real, esa que está tras la burbuja.

     Que este mundo puede convertirse en algo duro, en algo terrible, por supuesto. Que está lleno de hijos de puta(Lo siento...) dispuestos a jodernos la vida, pues también, pero, al final nosotros decidimos la influencia que todo esto tiene sobre nosotros, más allá del momento puntual en el que nos sucede el hecho terrible, el cual siempre requiere de un periodo de asimilación, aceptación, adaptación y por último evolución.

     Lo más curioso de todo, y esto va para los pesimistas, esos que cada pequeño problema ven un camino sin salida, esos que a la mínima variación o duda aconsejan abandonar el camino, es que al final, la vida real es un camino sólo de ida, y, en serio creéis, que dentro de 70 u 80 años vais a recordar a aquel jefe cabrón, aquel golpe con el coche o a aquella amiga que os traicionó, pues no, os acordareis de aquel beso bajo la luna, del nacimiento de vuestro hijo, aquel abrazo que paró el tiempo, aquella complicidad con tus hermanos, esos momentos con tus padres...si no me creéis, preguntad a vuestros abuelos, esos que aún siguen mirándose a los ojos mientras entrelazan sus manos.... al final, cuando nuestra vida toque a su fin, lo que nos quedará será aquella vida que no creíamos real, la que, como un cuento de hadas, nos acompañará para siempre...

miércoles, 10 de julio de 2013

Indescriptible 3.0 (Breves Sensaciones en el Jerte un Domingo cualquiera)


               Hacía calor, el sol inundaba todo el paisaje, tan sólo la visión de aquel oasis consiguió quitarnos la extenuante sensación de cansancio provocada por aquella caminata bajo aquella demostración de poder que,  arrogante,   hacía el astro rey.

                Tras dejar las dos mochilas, que ya casi formaban parte de mi cuerpo debido a la fusión que la temperatura producía, me dirigí hacia aquellas impolutas y transparentes aguas, buscando refugio ante aquel fuego exterior.

                Y, allí estaba ella, y cada mirada que me dirigía no hacía más que recordarme el porqué de todo, mientras aquella cascada recorría su cuerpo y yo sentía envidia de cada gota que rozaba su piel.              

                Bajo el sol de aquel idílico paraíso aún estaba más bella, y ni siquiera aquellas gélidas aguas conseguían aplacar el calor que aquella visión provocaba en mi cuerpo.

                De nuevo, todo y todos desaparecían ante mis ojos, y mis sentidos sólo acertaban a identificarla a ella, fusionada con aquel paisaje, como si formara una parte indispensable del mismo, junto al sonido de aquellas corrientes de agua al chocar con las rocas...en fin, sensaciones...


Indescriptible 3.0